Cuando alguien quiere arrendar un inmueble, siempre debe analizar todo lo que esto implica. Desde el valor del canon mensual, los servicios que incluye, la localización y hasta si la propiedad se encuentra amoblada para habitar. Esto último representa un aspecto muy importante, porque algunas personas suelen preferir que la vivienda esté adecuada con enseres listos para su uso, ya sea por facilidad o comodidad.
Pros y contras de arrendar un espacio amoblado
A simple vista, parecería mejor rentar un inmueble amoblado, ya que el inquilino no tendría que preocuparse por la adquisición de los artículos necesarios para habitar ese espacio, pero esto solamente dependerá de las necesidades de cada persona.
Un arrendatario que busque rapidez a la hora de mudarse, elegirá una vivienda amoblada, ya que principalmente su única preocupación será pagar el canon de arrendamiento. Esto también es una buena opción para personas que se están independizando y no tienen suficiente presupuesto para empezar y comprar enseres.
Por otro lado, un inmueble que cuenta con artículos en su interior tiene algunas limitaciones. Pensar en cambiar los muebles por algunos de gusto propio implica consultarlo con el arrendador, y en muchos casos la respuesta es negativa, ya que, el lugar debe permanecer como se ha arrendado.
¿Qué pasa si se daña un mueble o un electrodoméstico?
Esto es una discusión común en los arrendamientos con estas características, sin embargo, el arrendador no siempre es quien se hace responsable por los daños ocasionados en la vivienda, todo dependerá de lo que se haya pautado en el contrato de arrendamiento.
En caso de que el inmueble se encuentre deteriorado o dañado al momento en que el arrendatario se pase a vivir allí, o que un mueble o electrodoméstico esté dañado, lo recomendable es que se le notifique al arrendador inmediatamente para evitar confusiones y malentendidos futuros, ya que la propiedad debe ser entregada en óptimas condiciones.
Consejos para el arrendador
Como arrendador, es importante considerar el tipo de inquilinos que se desean tener, así como los cambios que pueden permitirse dentro del inmueble. Para las personas menos complicadas lo mejor es poner en arriendo el lugar amoblado, esto evita que los arrendatarios realicen alteraciones mayores a los espacios y también permite que el precio por el inmueble pueda ser un poco más costoso que el de un inmueble vacío.
Se debe considerar que, si bien la propiedad viene amoblada, el inquilino puede decorar a su gusto y darle un toque personal a su nuevo hogar. Las cortinas, las sábanas, los manteles y los adornos no se limitan; a diferencia de las alteraciones mayores como la pintura de las paredes, el cambio de los pisos o la reparación de alguno de los muebles, que sí debe consultarse con el arrendado.
Es importante saber que las viviendas amobladas solo contienen artículos básicos y primordiales para vivir, es decir, utensilios de la cocina, camas, espejos, roperos, los muebles de la sala y los objetos esenciales del baño.