Arrendar una vivienda implica adquirir una responsabilidad. No solo con el casero, sino con todas las personas que viven alrededor del inmueble; por diversas razones, las relaciones entre vecinos suelen ser complicadas y eso afecta de forma directa la paz entre vecinos.
Sin embargo, es posible apostar por la sana convivencia aplicando ciertos criterios de vida o costumbres que, de alguna manera, servirán para aprender a sobrellevar momentos complicados en varios sentidos.
A continuación 5 reglas básicas a seguir para lograr una relación sana con los vecinos basada en el respeto y la solidaridad.
Cómo cultivar una buena relación con los vecinos
El paso que antecede a cualquier estrategia de convivencia es, sin duda alguna, mantener una buena comunicación. Tres aspectos a considerar:
- Cumplir las reglas de juego
- Presentarse al momento de comenzar a vivir en el lugar
- Ofrecer cualquier tipo de ayuda a los vecinos en casos de emergencias
Regla número 1: apostar por la buena comunicación
Fundamental, porque de aprender a comunicarse, entablar una relación cordial, basada en los valores, depende mucho el éxito o fracaso de cualquier encuentro que se tenga con los vecinos.
Entendiendo que comunicarse no solo significa saludar, sino ponerse en el lugar del otro para entender la causa de su comportamiento e intentar establecer un lazo de amistad más allá de la simple relación de vecinos.
Regla número 2: respetar los límites
Aquí entra en juego un hecho que se repite con mucha frecuencia, cuando los vecinos se hacen amigos, es necesario aprender a respetar el espacio del otro y poner un límite que, de alguna forma, garantice mantener la relación en un punto justo.
Regla número 3: respeto a las reglas del juego
Cuando se vive en un condominio, es preciso tener en cuenta que de seguro existen normas preestablecidas que se deben cumplir. Cada uno de los inquilinos, está obligado a conocerlas, pero sobre todo a respetarlas.
No se puede pretender la construcción de una relación sana entre quienes viven en un conjunto, si la misma transgrede las reglas del juego; pero, además, también resulta de una importancia máxima saber dialogar cuando ocurren hechos que pueden convertirse en un conflicto vecinal.
Regla número 4: apostar siempre por el diálogo
Aunque sea imposible creerlo, muchos problemas se pueden resolver si se dialoga antes de entrar a un estado de conflicto. La actitud que tomen las personas ante cualquier tipo de circunstancia adversa, será determinante en la resolución de hechos negativos.
Por ello, siempre es importante, como vecino, considerar que:
- Quienes están atravesando por dificultades, ponerse en los pies del otro para tratar de entenderlo, es el principio de toda buena relación
- Una buena conversación es mejor que cualquier jornada de gritos
- Conversar y llegar a un acuerdo para solventar cualquier hecho negativo, marcará una diferencia abismal
Por consiguiente, una actitud positiva que, de una u otra forma, incluya el diálogo como bandera de lucha, siempre será bienvenida y además muy útil.
Regla número 5: no molestar para no ser molestado
Aquí comienza todo porque existe una realidad imposible de eludir, no se puede exigir algo que no se da. Si un inquilino no cuida los espacios comunes o transgrede reglas básicas del condominio, en consecuencia, cuando le toque exigir el cumplimiento de sus derechos, lo más seguro es que no sea tenido en cuenta.
Una de las actitudes que garantizan una relación vecinal sana, pasa por comportarse de acuerdo a los parámetros establecidos en común acuerdo.
¿En qué sentido?
- No escuchar música a alto volumen en horas de la noche
- Si se tienen hijos cuidar que los niños no rayen paredes o dañen, de alguna manera, las zonas de uso común
- Evitar comportamientos indebidos
Existen muchas formas de mantener una convivencia vecinal sana, todas pasan por ser buena persona y respetar el espacio de los otros. Sin duda alguna, valores de vida que deben ser tenidos en cuenta con mayor frecuencia.