Cuando se alquila un inmueble, la seguridad de vivir ahí durante cierto tiempo es casi inquebrantable. El contrato de arrendamiento permite que los arrendatarios puedan sentirse seguros del tiempo de estadía en ese determinado lugar de arriendo, pero las cosas no siempre pasan como se espera, y pueden surgir situaciones que se escapan de las manos de todos y que pueden llenar de inestabilidad a quienes más necesitan de ella.
¿Qué pasa si demuelen el lugar donde estoy viviendo?
Una demolición usualmente no es un evento planificado, solo en caso de venta de una propiedad puede que haya sido planeada, sin embargo, existen otro tipo de demoliciones que no corresponden a ventas de inmuebles y espacios, pues estas son parte de procesos de seguridad civil y se realizan para mantener la integridad de los habitantes de un determinado inmueble.
En casos que impliquen filtraciones, plagas abundantes, deterioro en la infraestructura de las edificaciones, hundimiento de terrenos o cualquier tipo de riesgo, las entidades de protección civil se encargan de procesar la demolición de edificaciones que atentan contra el riesgo de sus habitantes. Esto puede ser un dolor de cabeza para los dueños de esos inmuebles, más aún cuando tienen arrendatarios habitando esos espacios.
En un contrato se fijan los tiempos límites y mínimos para la estancia de los arrendatarios en una determinada vivienda. Si estos tiempos no pueden cumplirse por alguna razón o si los arrendadores necesitan desalojar a los arrendatarios de esos espacios, es importante considerar el derecho de retorno.
¿Qué es el derecho de retorno?
El derecho de retorno se refiere a la integridad de la estancia de los arrendatarios en un determinado inmueble, que si por alguna razón necesitan ser desalojados del mismo, el arrendador debe proporcionar un espacio similar para que puedan vivir en él el resto del tiempo que les queda de contrato.
En este sentido, la situación puede tornarse un poco perjudicial para los arrendadores, ya que no solo están perdiendo un inmueble debido a una demolición, sino que deben resolver el problema de habitación de sus arrendatarios actuales.
El derecho de retorno ha sido pensado para no desamparar a los arrendatarios en ningún momento durante el tiempo de vigencia de su contrato de arrendamiento.
La demolición repentina de una vivienda puede significar un trago amargo para sus habitantes o para los responsables y dueños de las propiedades, sin embargo, la necesidad de demoler frente a una situación de riesgo es casi inevitable. Mantener la seguridad de los habitantes es responsabilidad del estado, por lo que sin importar qué suceda, se procede a demoler las estructuras que presentan riesgo para la vida de sus habitantes; muchas veces se ofrecen hogares temporales para los dueños de dichas viviendas.
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